Para un análisis completo, el Suplemento Económika del Diario El Peruano conversó con el asesor económico de países de la región andina del ente multilateral, Osmel Manzano.
¿Cuáles son las conclusiones sobre el Perú del estudio Nuevos horizontes de transformación productiva en la región andina del BID?
—Tiene como punto de partida el 2022, trata de brindar una visión de la región hacia el 2050. En ese sentido, se expone que este es un buen momento para tomar decisiones para el Perú y los demás países de la región porque se vienen diversos cambios en la economía global, como la descarbonización, la digitalización, entre otros.
Como bien destacamos en el estudio, si los países no toman decisiones hoy, este contexto puede convertirse en una amenaza; de lo contrario, será una oportunidad.
La buena noticia es que de los cuatro países andinos, el Perú está mejor posicionado ante las amenazas externas porque depende menos, por ejemplo, de los hidrocarburos. Pero de implementar ahora las medidas necesarias, logrará beneficios mayores, pues su economía parte de una buena base.
Todos los países de la región tienen la ventaja de que cuentan con una dotación de lo que llamaríamos los minerales verdes que requerimos para la nueva economía, como el cobre, el litio, entre otros. El Perú, por ejemplo, está mejor posicionado que el resto de los países en la producción del cobre, pues ya está activo en ese sector y, por lo tanto, puede aprovechar más rápido esta oportunidad.
En los últimos días, las calificadoras internacionales de riesgo destacaron la fortaleza macroeconómica del Perú. ¿El BID tiene la misma opinión?
—Sí. El Perú mantiene una posición de fortaleza, es decir, tiene buenos fundamentos, como una baja deuda en comparación con el resto de los países de la región. Para afrontar los choques de corto plazo ayudan las reservas internacionales netas (RIN), la disciplina fiscal y la independencia del Banco Central de Reserva (BCR).
Creemos que el país, además, está bien posicionado para manejar la riqueza potencial que podría tener en el largo plazo.
¿Cuáles son los retos para la economía peruana a fin de dinamizar su crecimiento?
—Las decisiones se deben tomar hoy. Como lo decimos abiertamente en todos los foros en que presentamos el libro, las políticas que se deben tomar son de Estado, no de gobierno. Entonces, será sustancial que las disposiciones que se establezcan tengan continuidad con un enfoque al 2050 porque involucran las metas establecidas en el Acuerdo de París. Por lo tanto, será indispensable sostener una política para aprovechar este nuevo entorno internacional.
El gran desafío que tiene el Perú es precisamente tomar decisiones que sean consideradas políticas de Estado y que mantengan estabilidad en el largo plazo.
Si bien uno de los grandes potenciales de los países andinos es la agricultura y el litio, es primordial trabajar en reducir la brecha de la infraestructura rural. Por ejemplo, deben aprovechar las cadenas de valor que se están re posicionando.
Primero, porque la pandemia nos enseñó a no depender de un solo proveedor, y segundo, porque todas las empresas están comprometidas con el cambio climático y quieren generar cadenas de valor con menor huella de carbono, y eso pone a los países andinos en una posición de ventaja.
Para que eso ocurra es fundamental, por ejemplo, que avancemos en temas como la integración regional, que estuvo un poco olvidada.
¿Cómo reducimos la brecha de inversiones en infraestructura energética si tenemos en cuenta que es una necesidad global contar con combustibles más limpios?
—Es esencial mencionar que en el ámbito rural hay brechas energéticas, de carreteras y de agua. La primera de ellas representa un desafío, dado que queremos combustibles más limpios, pero algunas soluciones rurales probablemente sean mejores, como, por ejemplo, la energía solar, que permite integrar áreas difíciles de conectar a una red.
Entonces no, no hay incompatibilidad en obtener un objetivo de proveer infraestructura rural y, al mismo tiempo, proveer energía limpia.
¿Cree que el Perú tiene mayores fortalezas, es el sector agro exportador?
—En la región la agricultura es la gran olvidada, aunque algunas lecciones aprendidas del Perú la llevamos a otros países andinos porque, pese a la pandemia del covid-19, fue el único sector que creció. Ello demuestra que es un sector con un gran potencial, pero todavía tiene desafíos por resolver como la productividad, que está relacionada con la infraestructura, además de los temas de regulación, para promover las exportaciones de alimentos en temas fitosanitarios y trazabilidad.
La idea es que el Estado no se convierta en un obstáculo para el productor, sino más bien en un facilitador.
Por lo tanto, la agricultura goza de un enorme potencial en la región porque hay muchos nichos que puede explotar. Quizá uno de los ejemplos más significativos es el caso del arándano en el Perú, que conquistó diversos mercados, como el chino.
Hay una gran diversidad de frutas y productos de la región que podrían exportarse, la tarea es conseguir ese nexo entre la oferta y la demanda, porque a veces el agricultor no conoce la potencialidad de sus productos en el exterior.
¿El Perú y los países andinos podrían recuperar las tasas de crecimiento económico prepandemia?
— Claro. El Perú y la región podrían recuperar significativamente su producto bruto interno (PBI) y pasar las cifras prepandemia.
Observamos diversos compromisos de países desarrollados para invertir en sectores en desarrollo, lo que genera un contexto favorable para adoptar acciones con una mirada de largo plazo.
Es el momento de tomar decisiones y hay que aprovechar la oportunidad para transformar las economías de nuestros países con mayores oportunidades de empleo de calidad.
Digitalización
Contar con fuerza laboral calificada es clave para percibir los beneficios de la digitalización. Sin embargo, hay escasez de talento digital.
De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, menos del 30% de la población de América Latina y el Caribe cuenta con habilidades básicas en tecnología de la información y comunicación (TIC), lo cual es considerablemente menor que en la OCDE (60%).
La escasez de fuerza laboral con habilidades digitales aminora la capacidad de las empresas para implementar y desarrollar tecnologías digitales.
Ese desafío es más crítico para las empresas de menor tamaño porque deben competir con las empresas más grandes por el escaso talento digital.
De acuerdo con el Índice de Desarrollo de la Banda Ancha (entre 1 y 8) del BID, el desarrollo de infraestructura TIC en la región andina (Bolivia, 4; Colombia, 4.7; Ecuador, 4.4; Perú, 4.4; Venezuela, 3.5) es menor que el observado en otras regiones.
Esta barrera genera obstáculos al acceso a internet de calidad y a adecuados centros de datos, aspectos particularmente críticos en zonas rurales.
Fuente: dpl News Perú.